Paolo Portoghesi . Accademia Nazionale di San Luca

di Paolo Portoghesi. Sguardo, parole, fotografie

Accademia Nazionale di San Luca

Previo a mi llegada a Roma, hace unos años ya, la arquitectura de Borromini me era conocida sólo a través de fotografías (a menudo mal tomadas) que se limitaban a ser un instrumento meramente ilustrativo, mientras a su lado un texto se desbordaba de adjetivos (todos aludiendo al elogio y lo sublime) y planos que mostraban los caprichos curvos del barroco italiano. Sin embargo la imagen seguía ahí estática, sorda a la expresividad del objeto representado.

Arribado a Roma y dispuesto a descubrir cada rincón de la ciudad, Borromini se me apareció en toda su potencia. La primera obra que pude contemplar fue San Carlo alle Quattro Fontane, pequeña iglesia ubicada en la esquina de la vía del mismo nombre y Via del Quirinale.

Experimentar ese espacio se puede expresar en términos de una violencia que nos conduce al éxtasis. Apenas entrado en la iglesia, el proyecto se vuelca sobre nosotros y mediante un movimiento constante hace recorrer nuestra mirada por todo el lugar, hasta rematar en esa magnífica cúpula, que pareciera infinita. Suspendemos nuestro juicio, y nos vemos inmersos por completo en el proyecto, y no podemos más que admirar la delicadeza con que Borromini ha articulado el espacio, el cómo lo ha moldeado para evocar en nosotros esa respuesta emocional de la que ahora somos partícipes. 

Al visitar la muestra dedicada a Paolo Portoghesi en Palazzo Carpegna, me he encontrado con una serie de fotografías que logran capturar esa cualidad poética en la arquitectura de Borromini. Un grupo de imágenes que presentan a los edificios en su máxima expresión. El lente del arquitecto es intencional, la foto no es sólo un registro, si no un estudio completo del objeto.

Presentando una selección de los proyectos más emblemáticos en Roma, vemos una secuencia de fotografías, que van de la escala urbana, mostrando al edificio en medio de la vida de la ciudad, a detalles que terminan por abstraer al elemento y borrar toda referencia a su tamaño real. Imágenes que evidencían el paso del tiempo o que son evidencias de una época, plasmando el teatro urbano propio del momento capturado.

La cualidad metafísica de las fotografías, que pasan de la documentación a la desintegración del elemento. El barroco aislado, expresivo y en movimiento. Borromini en su máxima representación, donde Portoghesi logra entender el proceso detrás del proyecto y enfocar su cámara en esa dirección. Nos muestra las líneas severas y ondulantes, que transforman el espacio o se catapultan sobre nosotros, moldeando nuestra mirada y transmitiendo la cualidad trascendental de la arquitectura.

En fin, Paolo Portoghesi nos abre a la posibilidad de pensar la fotografía desde el proyecto. Lograr capturar las cualidades intrínsecas del edificio, partiendo de un entendimiento completo de él, y no de manera superficial y ligera como estamos acostumbrados. Nos trae al presente de la imagen, y nos hace cómplices de su profundo aprecio por la arquitectura de Borromini.

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